Dermatitis acral
La dermatitis acral es una enfermedad causada por los lamidos de tu perro en una parte concreta de su cuerpo, normalmente las patas delanteras. Esta acción, que se realiza de forma repetida, no deja que las heridas lleven un proceso de curación adecuado. Como consecuencia, las heridas nunca desaparecen por completo y van empeorando con el tiempo.
¿Cómo se desarrolla?
Todo comienza cuando tu perro se hace un corte, tiene una picadura de insecto o siente una zona más sensible a causa de algún tipo de alergia. Debido a su instinto, el primer paso que sigue es lamer la zona para intentar desinfectarla y curarla lo antes posible. El problema llega cuando desarrolla un comportamiento compulsivo. El alivio que siente al lamerse, que se termina minutos después cuando vuelve la picazón, juegan en contra del animal. Este comportamiento que se produce de forma continuada, contribuye a la proliferación de la dermatitis acral, una infección más agravada que la que tenía desde un inicio.
¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis acral?
Detectar una dermatitis acral no es una tarea complicada. Un primer síntoma de que tu perro podría estar padeciéndola es su conducta: se lame o muerde una zona de su cuerpo de forma repetida.
Por otro lado, hay que observar la zona a la que le tiene una especial fijación. Normalmente, aparecen llagas, inflamación, sangrado o pérdida de pelo en ese lugar, pudiendo segregar en ocasiones un líquido amarillento.
Lo más conveniente es llevar a nuestra mascota al veterinario cuando detectamos uno de estos síntomas anteriores. Él será quién determine si el problema viene provocado por la dermatitis acral, o sin embargo se trata de un traumatismo o infección por parásitos que ha podido sufrir en días anteriores.
¿Cómo se trata la dermatitis acral?
Principalmente se utilizan antibióticos para reducir la inflamación y terminar con la infección. También podemos encontrar cremas o tratamientos tópicos para aliviar el malestar y acelerar la cicatrización. Será el profesional veterinario el que elabore el diagnóstico adecuado y establezca el plan de actuación para tratarlo, una vez identificada la fuente de infección.
¿Cómo se puede prevenir?
En muchas ocasiones está fuera de nuestro alcance, pero si hay sencillas acciones que podemos llevar a cabo para prevenirla. Tenemos que prestar especial atención a la higiene del animal. También asegurarnos de que el ambiente en el que se mueve es tranquilo y saludable. Por último, jugar con él y darle paseos prolongados para reducir su ansiedad y así, evitar este tipo de comportamientos compulsivos.